Hace 29 años fue creada la Reserva Nacional Isla Mocha, destacándose por la protección de las especies de fauna como la fardela blanca, ave marina de especial interés científico, al tratarse de una especie endémica del país.
Administrada por la Corporación Nacional Forestal, CONAF, esta área silvestre protegida es un aula al aire libre que permite la educación ambiental y la exploración de investigadores, cuyos resultados han permitido recuperar y conservar las especies únicas que allí conviven.
El jefe provincial de CONAF Arauco, Mauricio Pedraza, destacó los avances que ha tenido la Corporación en materias de conservación de flora y fauna en el lugar. “La Isla Mocha posee un ecosistema espectacular, una verdadera joya ecológica. En la parte alta de la isla, donde se ubica la Reserva Nacional, tenemos bosque adulto primario, de gran envergadura, conformado por olivillo, arrayán, laurel, luma blanca y canelo, entre otras especies. Y por otro lado, una fauna bastante diversa, donde destacan la rana endémica Eupsophus insularis, roedores como el Degú de la Mocha y también la fardela blanca, ésta última, objeto de estudios tanto de parte nuestra, como de ONGs y otros investigadores”, resaltó el profesional.
Justamente respecto a la fardela blanca, Pedraza indicó que recientemente se realizó un nuevo monitoreo reproductivo de la especie, donde se llevó a cabo un muestreo de cinco puntos establecidos en terreno, con aproximadamente 35 madrigueras por cuadrante, los cuales son permanentemente monitoreados con cámaras infrarrojas por parte de los guardaparques; esto se realiza al menos cuatro veces por temporada, principalmente entre noviembre a mayo del año siguiente, también en períodos de incubación y cuando se entra al periodo de cuidado de los polluelos. Indica que el interés por velar por esta especie es que se trata de una ave migratoria, con su colonia principal en esta isla y catalogada en peligro de extinción.
Los últimos siete años, CONAF ha concentrado la labor de esta área silvestre en la conservación de la fardela blanca, a través de fiscalizaciones, talleres participativos con los vecinos, de manera conjunta con la ONG Oíkonos, y con educación ambiental dirigida a los alumnos de la Escuela “Armando Arancibia”, de la isla. El jefe provincial de CONAF explica que con los niños se implementó el programa especial de CONAF de educación ambiental denominado Forestacuentos, donde participaron alumnos de 3° y 4° Año Básico. Allí se enfatizó no solo la importancia de vivir en un entorno limpio y amigable, sino también el respeto al ecosistema que les rodea y valorarlo. El programa fue valorado por los niños, porque pudieron entender el medioambiente desde otra perspectiva y así también comprender que la fardela blanca es una especie que se debe cuidar.
Este año no se aplicará el Forestacuentos en la isla, pero sí se desarrollarán otras actividades relacionadas al cuidado del medioambiente y complementarias a lo entregado a través del programa educativo de la Corporación.
Labores de investigación de otras especies en la Reserva Nacional
No solo la fardela blanca concita la atención de investigadores en la Reserva Nacional Isla Mocha, sino también otras especies.
Es el caso de la rana endémica Eupsophus insularis, en que junto a la Red Chilena de Herpetología (RECH) y en el marco del el proyecto “Alianza por la Cero Extinción (AZE): mantenimiento de los sitios más irremplazables de la Tierra para la biodiversidad amenazada” se diseñó una línea base para el estudio de la especie, con instalación de parcelas en áreas de bosques densos, principalmente, de modo de estudiar su comportamiento como también el de otros anfibios.
De igual manera, se realizó un nuevo monitoreo de fauna ectoparasitaria, enfocándose en el Degú de la Mocha, Octodon pacificus. “Durante cinco días se realizaron prospecciones, con el fin de capturar aves y micro mamíferos utilizando redes niebla y trampas especiales. Uno de los principales objetivos de esta campaña era encontrar al Degú de la Mocha, debido a que en diciembre del año 2015 encontramos, luego de 54 años sin vestigios suyos, una carcasa de esta especie y lo que buscábamos ahora era un hallazgo de Degú vivo. No lo conseguimos en esta ocasión, pero seguiremos con esta investigación, ya que tenemos la certeza de su existencia en la isla”, aseguró Pedraza.