Cada 03 de noviembre se conmemora el Día Internacional de las Reservas de la Biósfera, por instauración de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), para resaltar la importancia de preservar estos espacios naturales, promoviendo la investigación y el desarrollo sustentable.
La propuesta de afectación de un territorio como reserva de biosfera debe surgir de los Estados o gobiernos nacionales, debiendo satisfacer un conjunto de criterios los cuales están establecidos en el Marco Estatutario de la Red Mundial de Reservas de Biosfera, aprobado por la Conferencia General de la UNESCO en el año 1995.
Audrey Azoulay, Directora General de la UNESCO, ha señalado que «para mejorar nuestra relación con la naturaleza, en primer lugar, debemos entender mejor la manera en que nuestra actividad afecta al mundo vivo que nos sustenta, y viceversa. Se trata de una misión que se lleva a cabo diariamente en los 748 sitios que componen la Red Mundial de Reservas de Biosfera, que abarca 134 países de todo el mundo«.
De acuerdo a datos de la UNESCO, más de 260 millones de personas viven en las reservas de biosfera de todo el mundo. Estos lugares protegen un total de más de 7 millones de kilómetros cuadrados, una extensión que equivale aproximadamente a la superficie de Australia.
Actualmente, Chile cuenta con 10 espacios de biodiversidad con el reconocimiento internacional de Reservas de la Biósfera, alcanzando 17,3 millones de hectáreas, de las cuales 5,8 millones de hectáreas corresponde a zonas marinas y 11,5 millones de hectáreas a zonas terrestres.
De estas últimas, 4,7 millones de hectáreas la cubren 34 áreas silvestres protegidas del Estado, bajo la administración de la Corporación Nacional Forestal (CONAF), contribuyendo a alcanzar los criterios establecidos en el Marco Estatutario de la Red Mundial de Reservas de Biosfera.
Renzo Galgani, gerente de Áreas Silvestres Protegidas de CONAF, explicó que “las Reservas de la Biosfera son zonas designadas para probar enfoques interdisciplinarios, con un sistema de gobernanza, apoyo científico y participación de la sociedad civil, con la intensión de comprender y gestionar los cambios e interacciones de los sistemas sociales y ecológicos, incluidas la prevención de conflictos y la gestión de la biodiversidad”.
Las Reservas de la Biósfera son además laboratorios naturales para pilotear iniciativas y proyectos de innovación que luego puedan ser replicados en otros territorios y permitan contribuir al cumplimiento de los principios del Programa el Hombre y la Biósfera (MAB) de la UNESCO, así como a acuerdos y convenciones internacionales respecto a desarrollo sustentable territorial con valores de biodiversidad.